Husavik: Avistaje de ballenas en Islandia

La tierra del hielo y fuego tiene una riqueza natural inigualable. Desde la vegetación única por su latitud hasta las especies de flora y fauna que la habitan, Islandia no pasa desapercibido para los que amamos la naturaleza. A pesar de ello, la naturaleza no siempre está al alcance de una caminata o una ruta, y requiere que dejemos tierra firme. Una de estas excursiones, la más famosa, creo yo, es la excursión para ver ballenas en Islandia.

Normalmente es imposible realizar el avistaje de ballenas en Islandia desde tierra firme. Los gigantes marinos se encuentran lejos de la costa, por lo que se vuelve fundamental embarcarse.

Compañías que realizan avistaje de ballenas en Islandia hay varias. Todas se encuentran al norte de la isla, en la región de Akureyri, siendo el principal punto de partida el pueblo de Husavik.

Todas las compañías realizan un itinerario similar, en embarcaciones similares. La excepción, sin dudas, son los llamados Speed boat. Se trata de unas lanchas rápidas que les permite mayor movilidad, ademas de ser embarcaciones mas pequeñas, permitiendo una cercanía mayor a los cetáceos. Por supuesto que el valor de la excursión en este tipo de vehículo es mas elevado.

Nosotros realizamos la excursión en el mes de octubre. Las temperaturas rondaban los 0 grados (inclusive algunos puntos debajo). Fuimos bien abrigados con el equipo de invierno, y nos recomendaron que de todas formas nos pongamos los trajes térmicos que otorgan en el barco.

Gran decisión: hacia mucho frío mientras navegábamos y el estar estático, con una cámara de fotos, no ayuda a calentar el cuerpo.

Salimos de las aguas seguras para adentrarnos en la Bahía Shaky. El viento se hacía sentir. El mar por suerte no estaba revuelto, aunque si se balanceaba.

Después de unos 30 minutos de navegación (puede variar según la ubicación de las ballenas) llegamos a la zona de avistaje. Mientras navegábamos, a lo lejos pudimos ver a 3 cetáceos, aunque apenas se distinguían en las negras aguas del Mar de Groenlandia. Al llegar, las ballenas brillaban por su ausencia.

Ahí nos explicaron que las ballenas toman oxigeno para entre 5 y 10 minutos, tiempo que pueden estar sumergidas. Luego salen a respirar y vuelven a cazar su alimento a las profundidades.

En menos de 5 minutos, a pocos metros de la embarcación apareció la primera. A los pocos segundos aparecieron las otras dos. Al cabo de un minuto, volvieron a sumergirse.

La embarcación se quedo por poco mas de una hora, por lo que vimos a las ballenas mas de 10 veces. Posterior a eso, emprendió la vuelta hacia el puerto de Husavik, ofreciéndonos unas masas típicas y un chocolate caliente.

Dentro de la excursión, la guía (en islandés e inglés) nos contaba detalles de la vida de estos gigantes. Como se alimentaban, porque estaban en ese fiordo, que tipo de ballenas eran. Muy didáctico y entretenido, ya que contaba de a partes, lo que hacia mas amena la espera entre cada avistaje.

• En ningún momento se puede tocar a la ballena. Si bien se encuentran cerca del barco, se mantienen a una distancia prudencial. De todas formas, está completamente prohibido.
• No se puede alimentar a las ballenas. Tirar algo desde el barco para que la ballena lo coma les puede traer un hermoso dolor de cabeza. Además de la irresponsabilidad que eso significa.
• Si bien se persigue a las ballenas, nunca se les impide el nado. Las embarcaciones siempre se colocan al costado y nunca en la dirección hacia donde ellas nadan.
• Es importante recordar que hace frío, el barco se mueve y hay viento permanente. Tengan mucho cuidado con los gorros y los teléfonos.

Lo escrito a continuación no es mi opinión personal. La misma la dejo al final del post.

Los defensores de los derechos animales consideran que Islandia es un país que poco hace en pos del medioambiente, principalmente con los cetáceos. Hordas de barcos persiguen a un grupo reducido de ballenas cada vez que salen a respirar, para satisfacer las cámaras de los turistas, ávidos por conseguir la mejor postal.

Pero eso no es todo. Sus feroces raíces y sanguinarias tradiciones atentan contra el estándar de protección animal que tenemos desde el otro lado del mundo. La caza de ballenas para alimentación fue parte esencial del desarrollo de este país, que hoy (ya desarrollado) no tiene necesidades nutritivas, pero si culturales. Hoy en día, las excursiones para ver ballenas en Islandia son (según estadísticas propias del país) una de las actividades turísticas que menos afectan a los gigantes del mar.

Considerada un manjar o una aberración, según quien mire, la carne de ballena es un plato típico de la gastronomía islandesa. Cuestionado o no, vale la pena aclarar que la pesca no es ilegal. El verdadero problema radica en que la mayor parte de los turistas no hace el avistamiento de ballenas: prueba su carne en los restaurantes.

Es por eso que lo que menos preocupa a las asociaciones protectoras de ballenas en Islandia es las excursiones. La caza de ballenas subsiste para abastecer los restaurantes de Reikiavik y Akureyri, donde miles de turistas ávidos pagan fortunas por una pequeña porción de carne y grasa.

Para que mi opinión sea sincera, tengo que dividir la experiencia en tres partes, tomando 3 posiciones bien distintas.

La excursión para ver ballenas es excelente. Cumple con las expectativas.

Los barcos están en excelentes condiciones, las ballenas están muy cerca, y los guías tienen los conocimientos suficientes. La ropa que brindan es fundamental y el chocolate caliente ayuda a calentar manos y cuerpo.

El entorno es espectacular, un fiordo rodeado de montañas nevadas y los gigantes del océano nadando libremente.

La excursión me dejo un sabor amargo. El primer avistaje no lo note, pero a partir del segundo, percibí algo que me hacia un poco de ruido. Las ballenas casi nunca salían en el mismo punto donde habían salido la ultima vez. Eso causaba que cada vez que alguien las avistaba, todos los barcos aceleraran para acercarse lo mas posible. Respetaban el espacio de nado, pero no me resulta algo muy “humano”. Es por eso que no lo volvería a hacer.

Al vivir en Dinamarca (reino al que pertenecen las Islas Feroes y Groenlandia, ambos países con una cultura de caza de ballenas muy arraigada), me interese un poco más de lo normal. Islandia es un país que no tiene nada. No tiene petróleo, no tiene tierras fértiles. Vive de lo que pesca. Su subsistencia se basó en lo que el mar les podía entregar. Hoy en día, el turismo es la única fuente alternativa de subsistencia. Seria mejor dejar a la naturaleza en paz, si, sin dudas. Pero los islandeses necesitan de que vivir, y es preferible (en mi opinión) que los barcos floten alrededor del fiordo donde libremente las ballenas van a alimentarse todos los años, que se dediquen a cazarlas y exportarlas al mundo.

Gran parte de las empresas que hoy se dedican al turismo, antiguamente se dedicaban a la comercialización de cetáceos. Es por eso que, a pesar del sabor amargo, al ponerme en el lugar de esos fríos pueblos entre el Polo Norte y la rica Europa central, tienen derecho a integrarse al mundo con lo que tienen a su alcance. Glaciares, volcanes, ballenas.

Tal vez, si Greenpeace o Sea Shepherds no hubieran transmitido tantas imágenes de los balleneros japoneses, estaríamos hablando de la caza indiscriminada de Puffins, ave típica de Islandia que se considera un manjar, pero que (casi) nadie defiende.

Cabe aclarar que no soy vegetariano/vegano, ni tengo ningún tipo de intención de serlo. No considero una vida más preciada que otra, no es por ese lado mi defensa de la caza de ballenas. Simplemente no me interesa colaborar en alimentarme de una especie que, si no fuera por los esfuerzos desinteresados de otras personas, probablemente mis nietos no conozcan más que por fotos.

Si tu intención es hacer esta excursión, acá podes ver los distintos precios.

Con toda esta información, ustedes sabrán que hacer. ¡Buen viaje!

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