Puerto San Julian: Un pueblo con historia

Año 1982. 2 de abril de 1982. La operación Rosario estaba en marcha. El intento de recuperación de las Islas Malvinas, en manos de los Ingleses, había comenzado. La diplomacia dejo de tener validez al momento de «invadir» (si se puede llamar invadir a un territorio que te pertenece) las Islas. Inglaterra, por supuesto, no lo acepta. Interviene la ONU, el 3 de abril. Ordena retirar las tropas y sentarse a negociar. Thatcher no puede aceptar que un ataque militar pase desapercibido. Galtieri mucho menos retirar sus tropas. La guerra ha comenzado. El 30 de abril llegan las tropas Inglesas y realizan sus primeros ataques. El 1 de mayo, desde el aeropuerto de Puerto San Julian salen los primeros Mirage III con rumbo a la Isla Soledad. Desde Comodoro Rivadavia, y Río Gallegos, salieron otros tantos.

El bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina en la Guerra de Malvinas. Esta apacible localidad Santacruceña nunca mas iba a ser la misma.

Puerto San Julián es un pueblo costero, ubicado en la provincia de Santa Cruz, sobre la ruta 3, a 360 km de la capital provincial. Tiene aproximadamente 17000 habitantes, y una vida muy tranquila, que se vio muy convulsionada en el año 1982. A pesar de eso, luego de la guerra la tranquilidad volvió a este rincón patagónico.

Si bien se trata de un pueblo costero, su ubicación no esta directamente sobre las costas del Atlántico, sino que se encuentra sobre la Bahía de San Julián. Gracias a esto, la costa parece mas un lago que el mar, aunque tiene marea alta y baja por lo que hay que estar atento.

Sin embargo, la historia de la fundación del pueblo va mucho mas atrás que Malvinas.

En agosto de 1519 salen desde Sevilla, España 5 naves con la idea de dar la vuelta al mundo. El loco que comandaba esa expedición, se llamaba Hernando de Magallanes. Cruzaron el Atlántico, con rumbo sur, cuando finalmente en marzo de 1520, viendo el invierno patagónico venirse encima, decidieron esperar la primavera para continuar el viaje. Encontraron una bahía donde podían verse resguardados, la Bahía de San Julián.

Magallanes pertenecía a la Orden de Santiago, brazo militar de la Iglesia, encargado de custodiar a los peregrinos que andaban el Camino de Santiago. Ademas, en su afán por no dejar avanzar al Islamismo, practicaban su religión en cada sitio donde llegaban. Puerto San Julián no iba a ser la excepción. El día 1 de abril de 1520, (Domingo de Ramos, para los católicos), se celebra la Primera Misa católica en territorio Argentino.

No voy a ahondar en mas detalles acerca de la vida de Magallanes, pero si destacar que la flota se sublevo, por lo que los capitanes de las otras naves fueron ejecutados, a excepción de uno. La historia es bastante interesante.

Si bien en el año 1578 el pirata Francis Drake recalo en la bahía, su paso no tuvo grandes proezas. Se enfrentaron a los Tehuelches, ajusticiaron rebeldes de su propia flota, y tomaron prisioneros. Nada a lo que la historia no nos tenga acostumbrados.

200 años mas tarde, Antonio de Viedma emprendió una expedición a la Patagonia, llegando en 1780 a fundar el Fuerte y Colonia de Floridablanca. Aquí se instalaron 150 personas, que vivieron por un lapso de 4 años. El virrey mando a desmantelar el poblado, por lo que San Julián quedo nuevamente a la deriva.

Pasaron muchos exploradores, viajeros, navegantes, pero 100 años después, en 1880 se da por inicio a lo que mas tarde se iba a convertir en la localidad de Puerto San Julian. Un grupo de ganaderos decide asentarse en la bahía, por lo que comienzan las primeras construcciones. En 1899 se da por creada la colonia agrícola, por lo que el estado interviene, comienzan los trazados de calles, servicios, y para el año 1933, ya con mas de mil habitantes, se crea el municipio.

A pesar de ser un pueblo tranquilo, tiene varios atractivos que ver. Sin embargo, su subsistencia no viene del área turistica sino de la minería.

Las anchas calles, casi siempre vacías, y sus construcciones, que demuestran las distintas corrientes migratorias con su clásico estilo arquitectónico, tienen un encanto difícil de transmitir.

Acorde a su tamaño, Puerto San Julián no tiene demasiados alojamientos ni restaurantes, pero lo poco que hay, es bueno. Estuve alojado en el Hotel Bahía, ubicado en el cruce de las dos avenidas (las únicas dos) de San Julián. Es sobrio, pero agradable, y lo recomiendo.

Respecto a los restaurantes, tuve un problema que suele ocurrir cuando visito los pueblos. Al encontrar un buen lugar, es muy difícil que lo cambie. Por eso el único restaurante que conozco (habiendo ido mas de 20 veces) es el Naos. Con vista a la bahía, una atención impecable, y precios muy acordes a la latitud que nos encontramos, lo recomiendo plenamente.

En el ultimo tiempo, hubo mejoras sustanciales en materia turística. Ademas de su atractivo natural, Puerto San Julián tiene unas pocas atracciones, pero muy interesantes:

Magallanes no viajaba en Carabelas, como hizo Colon, sino en unas naves mas pequeñas y estructuralmente distintas. Estas embarcaciones eran conocidas como Nao. Sobre la costa de la bahía, visible desde lejos, sobre la Avenida San Martín y el cruce con la costanera, una Nao a tamaño real se construyo para abarcar un museo temático. El mismo es bastante pequeño, y en mi caso no lo pude recorrer por dentro porque estaba cerrado. Pero, así sea solo de pasada, vale la pena ir a verla porque esta muy bien realizada.

Como explique anteriormente, en San Julián se celebró la primer misa católica. El lugar donde ocurrió esta marcado con una cruz, y si bien no hay demasiado que ver, vale la pena acercarse al mirador. La vista es excelente, e inevitablemente lo transportan a uno en la historia.

El primer Mirage que partió desde el aeropuerto Capitán José Daniel Vazquez (aeropuerto de San Julián, sobre la ruta 3) hacia Malvinas el 1 de mayo de 1982, en el bautismo de la Fuerza Aérea Argentina, hoy se encuentra en exhibición. Sobre la costanera, a una corta distancia de la Nao, se puede observar sobre un pedestal el avión, en posición de ascenso, con la nariz mirando hacia Malvinas.

Me pareció uno de los mayores reconocimientos que pudo haberse hecho a un pueblo que sufrió en carne propia la mayor cantidad de perdidas de pilotos en la guerra. Muchas gracias por defender nuestra soberanía.

Allá por el año 1986, la provincia sumo a las áreas protegidas esta zona, al norte de la localidad. Con una superficie aproximada de 10.400 hectáreas, la zona es hoy una importante reserva de aves, guanacos y choiques. Antiguamente se encontraban emprendimientos ganaderos dentro de la zona, los cuales fueron desplazados. Gracias a eso se logro aumentar la población de fauna autóctona de esta inhóspita región patagónica.

Para los amantes del off road, San Julián tiene un camino muy pintoresco, en un estado mas que aceptable. Se trata del circuito costero, un camino de 27 km al norte de la ciudad, que recorre playas, y distintos lugares históricos.

Dentro de los lugares destacados, se encuentra la tumba del teniente Sholl, quien falleció y fue sepultado aquí. Sholl pertenecía a la marina británica, como miembro de la expedición de Parker King, quien llego a estos pagos junto a Fitz Roy. Ademas, se encuentran restos de la Frigorifica Swift, hoy completamente abandonados. Y para los amantes de la naturaleza, una flora y fauna protegida, con una lobería muy atractiva.

Al momento de realizar el viaje, el museo aun no se encontraba en funcionamiento. Desconozco si actualmente esta abierto. Pero era la intención utilizar parte del aeropuerto para crear un espacio cultural e histórico acerca de la guerra de Malvinas. Si alguien tiene información, me envía un mensaje y amplio.

Puerto San Julián tiene una particularidad que comparten todos estos pueblos patagónicos. Vivir aislados, en zonas frías. Muy lejos de cualquier otro poblado, con caminos que en invierno ya sea por nieve o hielo son difíciles de transitar. Lo que hace que la ayuda entre vecinos sea una ley implícita.

Si bien uno no puede juzgar a un pueblo por las pocas personas que llega a conocer, el tiempo que estuve me hizo dar cuenta de que se vive un espíritu que no se puede comparar con el de las grandes ciudades. Es cuestión de poner balizas al costado de una ruta, para que el próximo vehículo se detenga a ver si necesitamos ayuda.

En alguna ocasión me ocurrió en Chubut, sin embargo Santa Cruz refleja como ninguno ese instinto de supervivencia. Los lugareños saben que pasar la noche adentro de un vehículo, por una rotura en pleno invierno, puede significar que al otro día la policía encuentre un vehículo con sus cuerpos.

Será esa aura de misterio que envuelve la Patagonia Sur. O tal vez lo desolado de sus caminos. Por ahí lo inhóspito de sus planicies, no lo se. Lo que esta claro es que este atractivo no es para cualquiera. Si lo sentís, no hace falta explicación.